Un paseo imperdible en el borde costero de Arica, la Ciudad de la eterna primavera, en el extremo norte de Chile, con actividades para todos los gustos.
En el sector sur de las costas de Arica, capital de la región de Arica y Parinacota, un paseo apto para toda la familia y lleno de actividades espera a visitantes y lugareños. Se trata de las Cuevas de Anzota, ubicadas en la playa Corazones. En medio de las formaciones de cavernas y acantilados, los senderos e instalaciones permiten un recorrido confortable con vistas increíbles de la costa, siendo uno de los paseos predilectos en la ciudad.
Sin embargo, fueron los primeros habitantes de la región quienes descubrieron los beneficios del lugar y lo convirtieron en su hogar hace más de 9 mil años. Se trata de la Cultura Chinchorro, cuyos miembros aprovecharon el sistema de cuevas para protección y abrigo. Las cuevas les permitían la pesca, una de sus principales fuentes de alimentación. Conocidos por su proceso de momificación, el de mayor antigüedad registrado, en los circuitos de recorridos de las Cuevas de Anzota pueden encontrarse numerosas referencias a su cultura.
Las Cuevas de Anzota son uno de los atractivos junto con las playas y el Humedal del rio Lluta más visitado del borde costero ariqueño.
Las Cuevas de Anzota quedan a 10 km hacia el suroeste del morro de Arica, a 20 minutos en automóvil, y, como en todas las actividades al aire libre en la región, tomar medidas para protegerse del sol es indispensable.
Actualmente las Cuevas de Anzota son administradas por la Corporación Municipal costa Chinchorro. El ingreso es gratuito, y se mantienen en un horario de 9 de la mañana a 18:30 horas. Al registrarse, se hace entrega de un casco, pues pequeñas piedras suelen caer desde lo alto. Si bien se mantienen abiertas la mayor parte del año, factores como los avisos de marejadas o vientos excesivos implican su cierre preventivo. Hay baños habilitados para el público y periódicamente se organizan visitas guiadas sin costo.
Las cuevas de Anzota son formaciones rocosas naturales, que, tras miles de años de erosión a causa del mar y el viento, adquirieron caprichosas y atractivas formas. En ellas se encuentran tanto rocas intrusivas como sedimentarias, cuya antigüedad data entre los 96 y los 170 millones de años.
Con fuertes contrastes entre los tonos azules del cielo y el mar, la blancura de las rocas pintadas por el guaño y los tonos ocre del desierto, más el sonido del oleaje y las rompientes, es un lugar ideal para los amantes de la naturaleza y de la historia, pues hace más de 9 mil años ofrecieron refugio a los habitantes de la cultura chinchorro.
Desde el 2016 que las Cuevas de Anzota cuentan con un sendero para recorrer a pie sus 2.2km de extensión, reforzando su importancia turística, recibiendo unas 400 visitas diarias. Señaléticas al costado del camino entregan más detalles de las pinturas rupestres, formaciones y fauna que se encuentra en el lugar, además de delimitar miradores y áreas de descanso.
Durante todo el año, diversos grupos de escalada llegan a puntos determinados del sendero para practicar su disciplina en diversas modalidades. Deportes como el Kayak entregan otra perspectiva de las cuevas, esta vez desde el mar en un paseo que generalmente comienza en la playa La Lisera.
La fauna marina del lugar es otro de los atractivos, con numerosos reptiles, aves, crustáceos y peces. Unas 20 especies de aves marinas, acuáticas y terrestres son usualmente visibles en el sistema de cavernas. Entre ellas pueden nombrarse los piqueros, liles, jotes de cabeza colorada, churretes costeros, diversos tipos de piqueros y huairavos. Quienes paseen por los alrededores notarán a los escurridizos corredores de cuatro bandas, lagartijas de variados tamaños. Desapercibido durante el día, en Anzota también se encuentran el piuchén, murciélago inofensivo de hábitos nocturnos, mientras que, durante el día y desde las rocas, pueden verse nutrias marinas y lobos de mar.
Las cuevas de Anzota ofrecen además una mirada al pasado. Fueron el refugio de diversas culturas costeras de la región. Existen numerosos vestigios aún de la cultura chinchorro, pescadores, cazadores y recolectores que vivieron en la región hace más de 9 mil años, conocidos actualmente por ser creadores de las momias más antiguas del mundo, las momias chinchorro. El lugar también fue una importante área económica durante los procesos de extracción del guano a finales del siglo XIX.
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Ubicadas a 12 km del centro de la ciudad, las cuevas son unas formaciones rocosas y naturales que fueron esculpidas por la erosión, producto del mar y del viento. Bellezas geológicas llamativas, además, por sus contrastes de colores entre la blancura de sus rocas pintadas por el guano, las tonalidades ocres del desierto, y los azules profundos del océano. Antiguamente, el guano estaba extraído para fertilizar los valles agrícolas cercanos.
Por su estructura, las cuevas sirvieron de refugio y permitieron el desarrollo de distintas culturas costeras desde hace más de 9 mil años, tal como la Cultura Chinchorro, reconocidas por sus procesos de momificación de los muertos. En varias cuevas se pueden encontrar pictografía que demuestran la presencia de estos primeros pobladores de América que se sustentaban de la pesca, caza y recolección. Además, de un viaje por la Historia precolombina, el paseo por Anzota permite descubrir una gran variedad de fauna local desde las aves guaneras alimentada por la riqueza del mar hasta numerosas poblaciones de lobos marinos, chungungos y murciélagos.
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